No
se cuanto tiempo ha pasado, solo recuerdo que aquel hongo colorido donde yo me
sentaba a tocar mi flauta me había atrapado entre sus poderosos tentáculos.
Poco después aquella chiquilla loca casi
me revienta un ojo con la dolorosa inyección que introdujo debajo del parpado y
que evito una mayor resistencia de mi ser antes de ser secuestrado. Ahora no se
cuanto tiempo ha transcurrido desde aquel evento. llegan a mi los vagos
recuerdos del traslado a una especie de laboratorio secreto donde estaba atado a una extraña
camilla en forma de crucifijo.
Yo
no sabia lo que hacían con mi cuerpo, solo sentía que manipulaban mi nuca, no
tenia dolor por la anestesia pero si sentía el movimiento tosco y brusco de
penetración. Durante todo ese tiempo que paso después de aquella extraña
operación me hizo débil extraño, los dolores de cabeza eran frecuentes,
tenia sueños extraños de los cuales no
podía despertar.
Así
fueron pasando los días y poco a poco logre recuperar mis cinco sentidos
después lentamente logre recobrar la razón y la coherencia de mis pensamientos.
Luego volví en si una noche lo que inmediatamente me hizo para descubrir que
estaba en una habitación de reposo donde había una enorme ventana el cual me
mostraba la noche estrellada. Al parecer me encontraría en un hospital.
Pero
no en cualquier hospital, ya que los muros estaban pintados de blanco y los
pisos eran impecables. Un olor a rosas
finas se apoderaba del ambiente. De pronto una bella enfermera de minifalda
entro a la habitación, yo me sorprendí por que en los nosocomios del estado
jamás entraría una mujer con apariencia de modelo. Supuse en ese instante que
estaba en una clínica privada de la gente de alta sociedad, aquel grupo de
burgueses que es la única puede ver el sol directamente hacia el cielo.
Me
asusto desde un principio estar ahí, ya que el pago de una clínica privada es
completamente exorbitante. Hablamos de una deuda de por vida. Lo que me
condenaría a trabajar hasta mi vejez por la mitad del mínimo en las minas de
oro de la estación Mercurio. Significaría la perdida de mi futuro y una
perfecta excusa para mi suicidio, aunque los millonarios jamás permitirían eso,
ellos sabrían como sacarme probecho después de muerto.
"Disculpe
caballero aquí esta su almuerzo" Decía la bella enfermera que me entregaba
un buen plato de comida que consistía en carne asada y papas en guiso. Estaban
deliciosas mucho mejores que las latas de caridad que repartía el gobierno.
Poco después la bella mujer salio de mi cuarto y pude verle ambas piernas, las
cuales me dejo impresionado, pero no por las belleza de sus curvas y la finesa
de su piel. Si no por que las había remplazado por las prótesis HCK las mas
modernas del mercado.
La
pierna de la derecha llegaba hasta la
cadera, mientras que la de la izquierda solo hasta la mas arriba de la rodilla.
Debo mencionar que los miembros ortopédicos son comunes entre la gente de alta
sociedad, ya que el noventa por ciento de ellos sufren atentados con explosivos
o desfiguraciones con acido en el rostro por parte de los radicales o los
marginados violentos que logran infiltrarse hacia lo mas alto de ciudad e invadir los ductos de ventilación
donde inician sus ataques.
Apenas
que ella se retiro comencé a revisar mi cuerpo, haber si los doctores no habían
tomado mis genitales u otro órgano como parte de pago. En medio de múltiples
toques encontré en mi un bulto extraño,
frío y metálico en medio de mi nuca. Tiene orificios profundos ,hechos
especialmente como para introducir algo adentro de mi. La curiosidad y el miedo
hizo levantarme de mi cama y salir de la habitación. Fuera de ella habían mas
enfermeras mutiladas las cuales me
saludaban amablemente, pero hubo una que me pego un susto.
"¿Disculpe
usted es el señorito Ken?... Madame Loly lo esta esperando." dijo aquella
mujer con una voz hecha por un sintetizado digital. Esta pobre señorita
realmente me impacto ya que carecía de
rostro humano, en su lugar solo había un monitor LCD y dos cámaras de video que
me seguían. Dentro de la imagen podía ver una foto antigua de ella que estaba
siendo usada como background. Me dio mucha pena ya que un rostro tan dulce y
casi infantil fue mutilado por un inadaptado social que pensaba algún día ser
salvador del mundo.
La
seguí hasta llegar a una habitación donde encontré a la joven que me secuestro,
solo que esta vez estaba sin la gruesa
ropa ni mascara de oxigeno que la
cubría, estaba hecha toda una señorita y me extraño verla completa físicamente.
En su carnet que había sobre su pecho podría apreciar su nombre "Madame
Loly" y las siglas de HCK Corp.
"Hola
Ken como te sientes ahora" Decía Madame Loly
"Hay
cosas que recuerdo, otras que no.¿Cuanto tiempo a pasado? Pregunte en medio de
mis dudas.
"Tres
largos meses, 6 operaciones y 12 procesos de regeneración" Decía la joven
extraña mientras sacaba una zanahoria de una lonchera de los Ponnies Frambuesa.
"Tanto
pero...¿Que me hicieron?¿Porque tanto tratamiento? ¡¡Eso es costoso y jamás
podré pagarlo!!" Decía yo atemorizado por horrible deuda.
"¡¡Nahhh!!
¡¡De eso no te preocupes!! De eso me encargo yo con una de mis mesadas"
Decía la joven arrogantemente. "¿Quieres una zanahoria? Es natural no de
plástico comestible.." Me dijo ella muy confiada.
"Ahora solo debes preocuparte por ser un héroe, ya
que tu segunda etapa esta lista Ken" Decía Madame Loly.
Eso
causo un extraño presentimiento en, mi tenia mucho miedo lo pudiera pasar ya
que esa joven estaba completamente loca . Loly inmediatamente me obsequio un
paquete el cual me pidió que lo abra de frente de ella, al hacerlo observe que
en el interior había un cinturón de acero muy parecido a los que usan los
peleadores de la federación internacional de lucha libre, solo que era color
metálico y tenían luces que parpadeaban constantemente.
"¡Póntelo es solo un obsequio!"
Decía Loly sonriente, pero podía notar un tic
nervioso en su parpado derecho que lo movía de arriba hacia abajo.
"Lo
siento no puedo aceptarlo" Fue la mejor manera de en que yo pude rechazar
este misterioso objeto.
Madame
Loly levanto la cabeza y sonrío de manera histérica con una expresión facial
que dejaba los ojos demasiados abiertos. Inmediatamente en medio de una risa
maquiavélica chasqueo los dedos y el cinturón metálico se elevo en aire lanzando chispazos y ráfagas
de energía electromagnética.
El
misterioso objeto se lanzo hacia mi a
una gran velocidad golpeándome contra el abdomen y lanzando unas cuerdas
metálicas que se enrollaban sobre mi, apoderándose de mis músculos y mi ser.
luego una correa salio expulsada y se clavo en los orificios que habían en mi
cuello. El dolor me llego a la cabeza, era como un golpe frío que viajaba
através de mi medula y se introducía
dentro mi cerebro causándome un dolor intenso.
Unos
segundos mas tarde me caí al suelo por el dolor muscular, hasta que de pronto
sentí algo, una recuperación rápida abrió mis cinco sentidos y me levanto del
suelo de la manera mas rápida jamás antes sentida. En definitiva ese cinturón
cambio algo me mi que me hizo sentir otro.
Me
sentía fresco, fuerte y ágil. Las pequeñas cuerdas que estaban alrededor mío
elevaron mi potencial humano a un máximo de fortaleza física. Algo que yo nunca
había sentido antes. Se me ocurrió hacer la prueba y con puñetazo quebré toda
la pared de la sala de espera dejando un agujero donde se podía ver el
consultorio de un enorme medico de color haciéndole una prueba de colon a un anciano Tejano.
"¡¡Soy
fuerte!! ¡¡Soy poderoso!! ¡¡Ahora puedo obtener todo lo que siempre
quise!!" Gritaba con toda emoción de tener un poder incontrolable con el
cual podría al fin hacer lo que quisiera,
"Ejem...
¿No le piensas dar las gracias a alguien?" Decía Loly muy sonriente...
Yo
no le dije nada aquella chica de sonrisa loca y maquiavélica, solo me acerque
hacia ella con todo el rencor que podía tener un chico que vivió en la miseria.
Un joven a que los ricos lo condenaron a la pobreza eterna, era hora
simplemente que pagara por su crueldad.
Corrí hacia ella y levante mi puño hacia su rostro. Madame Loly jamás se movió,
solo espero tranquila sonriente y mostrándome su seguido tic nervioso.
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